Qué es el baño de bosque
El baño de bosque es una actividad procedente de Japón. Cuenta con gran tradición en diferentes culturas del mundo, por lo que invita a curar espiritualmente a las personas que lo practican. También es conocido como Shinrin Yoku; una práctica que consiste en pasar tiempo en el bosque, con el objetivo de mejorar la salud, el bienestar y la felicidad.
El término viene de su principio más importante: es beneficioso bañarse y sumergirse en la atmósfera del bosque.
Es vital la conexión con la naturaleza de forma regular.
En el baño de bosque se busca escuchar a la naturaleza, estar tranquilo/a, aceptar y reconocer la presencia propia, dejar que los sentidos sientan y disfruten de lo que hay a su alrededor. El baño de bosque es una técnica ideal para situarnos en el presente.
Diversos estudios han analizado los beneficios fisiológicos y psicológicos de esta práctica. Se ha demostrado que disminuye el estrés, mejora el estado de ánimo, refuerza el sistema inmunitario, incrementa la actividad del sistema nervioso parasimpático, restaura la energía vital y combate la depresión.
En Villaviciosa, donde nos encontramos, la naturaleza, los bosques, la biodiversidad… te transformará.
Revisemos nuestro estilo de vida
El ser humano se ha desconectado de la naturaleza de forma progresiva, desde que abandonó la vida en el campo para vivir en las ciudades.
Ha cambiado el estilo de vida, el aire, el agua, los alimentos, los paisajes. El progreso le ha costado una factura muy cara de pagar. El estado prometido de bienestar no es posible en una urbe de hormigón, competitividad y estrés.
Hemos abandonado una parte principal de nuestra existencia. Y ahora, la investigación viene a demostrar que más allá de unas buenas vistas, el contacto con la naturaleza, los baños de bosque en Japón, reducen el estrés y la ansiedad que nos provoca la pandemia. Nos aportan un sinfín de beneficios ligados, especialmente, a nuestra salud psicológica.
Beneficios del baño de bosque
Mizayaki, que sigue ligado profesionalmente al University’s Center for Environment, Health and Field Sciences, investigó en 2004, en más de 600 sujetos, cómo quienes disfrutaban de estos baños de bosque habían logrado disminuir “la hormona cortisol, que se encarga de regular los niveles de estrés, en un 12,4%; la actividad del nervio simpático en un 7%; y la presión sanguínea en un 1.4%”.
La investigación concluyó que entre los que practicaban de manera continuada el Shinrin-Yoku se experimentaba una reducción del 6% en el número de infartos.
Interactuar con la naturaleza, tiene recompensa.
Autor: José Manuel Areces de Ávila. Presidente de la Asociación Escuela de Terapias Forestales de Asturias